Más que un espacio estéticamente bonito. Soñaban con una cocina cómoda, práctica y que se adaptara a su día a día. Después de años cocinando en un espacio poco funcional, Laura deseaba poder moverse con libertad entre el horno, el fregadero y la nevera, sin tener que sortear muebles mal ubicados ni recorrer más metros de los necesarios.

Durante las primeras reuniones con su diseñador de interiores, le hablaron de un concepto que cambiaría por completo su forma de entender la cocina: la regla del triángulo de trabajo.

Este principio, surgido en la década de 1940 en la Universidad de Illinois, plantea que las tres zonas más importantes de la cocina — la de cocción, la de lavado y la de almacenamiento — deben estar dispuestas formando un triángulo imaginario. La idea es sencilla pero muy eficaz: conseguir que los movimientos entre estas áreas sean lo más cortos, cómodos y fluidos posible.

Laura descubrió que la zona de cocción incluiría la placa y el horno; la zona de lavado estaría representada por el fregadero y el lavavajillas; y la zona de almacenamiento, por el frigorífico y la despensa. La suma de los tres lados de ese triángulo debía situarse entre 3,60 y 8 metros, y cada distancia individual no debía ser menor de 1,20 metros ni superar los 2,70 metros. Además, debía evitarse que obstáculos como islas o columnas interrumpieran las trayectorias naturales entre una zona y otra.

Mientras avanzaba el proyecto, Laura empezó a visualizar cómo cambiaría su rutina diaria. Se dio cuenta de que una cocina bien distribuida le permitiría cocinar con más rapidez y menos esfuerzo físico. También entendió que una buena planificación reduciría riesgos de accidentes y mejoraría la seguridad, sobre todo teniendo en cuenta que sus hijos solían andar cerca mientras ella cocinaba.

Con el tiempo, Laura también conoció la evolución moderna de este concepto. Aunque el triángulo de trabajo sigue siendo un pilar básico en el diseño, hoy muchas cocinas incorporan nuevas zonas funcionales: el área de desayunos, espacios para pequeños electrodomésticos o zonas de reciclaje. Este enfoque, conocido como zonificación por áreas de actividad, permite adaptar la cocina a los hábitos y necesidades de cada familia.

Después de semanas de obra y planificación, el día de la inauguración de su nueva cocina llegó. Laura encendió la placa, cogió verduras frescas del frigorífico y, con apenas unos pasos, ya estaba en el fregadero lavándolas. Por primera vez en mucho tiempo, cocinar dejó de ser una tarea incómoda para convertirse en un auténtico placer. Hoy, cada vez que recibe visitas, Laura no puede evitar hablar de su experiencia. Siempre termina diciendo lo mismo: “La clave está en un buen diseño, y en entender cómo debe funcionar una cocina para ti y tu familia.”

Si tú también estás pensando en renovar tu cocina y quieres un diseño que combine estética y funcionalidad, en Cocimobel cocinas estaremos encantados de asesorarte y ayudarte a crear ese espacio que hará tu día a día mucho más cómodo y agradable.

 

 

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